¿Qué tienen en común la insulina, el queso, la papaya hawaiana y una hamburguesa vegana? Que todos fueron desarrollados usando ingeniería genética, un enfoque establecido hace más de 40 años. Aquí te contamos como han sido mejorados algunos de ellos:
Insulina
¿Sabías que la insulina humana, la primera medicina genéticamente modificada comercializada? se usa desde 1982 para el tratamiento de la diabetes, una enfermedad que afecta 1 de cada 10 personas en el mundo. La insulina disponible en 1920 era obtenida del páncreas de cerdos o vacas. Sin embargo, debido a escasez de este suministro y aumento de la diabetes, en 1970 se desarrolló la insulina que conocemos hoy, que por cierto, es el primer producto transgénico.
Queso
El ingrediente activo del cuajo es la enzima quimosina. Hasta 1990, la mayoría del cuajo se producía a partir de los estómagos de los terneros recién nacidos sacrificados. En la actualidad, con un décima parte del costo que en 1990, la quimosina se produce mediante ingeniería genética. La quimosina GM se distribuye a nivel mundial y lo consumimos en todo el mundo.
Papaya
En la década de 1950, toda la producción de papaya en la isla de Oahu, Hawái fue atacada por el virus de la mancha anular de la papaya, que causa síntomas de manchas en las frutas y atrofia los árboles infectados, creando de ese modo una crisis para los productores de papayas hawaianas. Dennis Gonsalves, en 1978, un hawaiano local, y sus colegas empalmaron un pequeño fragmento de ADN de una cepa del virus en el genoma de la papaya. La papaya modificada genéticamente produjo 20 veces más papaya que la variedad no genéticamente modificada cuando se infectó. Para septiembre de 1999, el 90% de los agricultores habían obtenido papaya GM, y la mayoría la habían sembrado.
Hamburguesa
Patrick Brown, fundador de Impossible Foods, está aprovechando los avances en la ingeniería genética para alejar a la población mundial de su dependencia de la carne, los huevos y los productos lácteos. Su equipo de científicos está aislando proteínas y otros nutrientes de verduras, papas y granos para recrear los complejos sabores de una hamburguesa.
Para darle a la hamburguesa el color y sabor de la carne de res, el equipo decidió agregarle a la leghemoglobina, una proteína que se encuentra en los nódulos de las raíces de los guisantes y otras plantas que forman una relación simbiótica con las bacterias fijadoras de nitrógeno. La Leghemoglobina tiene similitudes químicas y estructurales cercanas a la hemoglobina que se encuentra en la sangre de los animales, y, como la hemoglobina, también es roja. El equipo utilizó la ingeniería genética para expresar el gen de la planta que codifica la leghemoglobina en la levadura y agregó la proteína aislada producida por la levadura a la mezcla. Cuando muerdes esta hamburguesa vegana, rebosa de rojo.